Que cualquier persona del equipo sea capaz de entregar el nivel deseado de calidad en el trabajo.
Esta es una meta ambiciosa y, a la vez, necesaria a la que debemos evolucionar. Esto se aplica tanto al desarrollo de software como a otros sectores o trabajos.
Una de las claves para conseguirlo es procedimentar o guionizar los trabajos a realizar. De forma que se extraigan las normas comunes que cualquier tarea debe incluir. Por ejemplo: un taller de coches en el que, al terminar cualquier labor, te lavan el coche. Independientemente de quién lo haga, debe completar esa tarea tanto si tiene que cambiar una rueda como si tiene que hacer un reglaje de válvulas. Si todo está debidamente guionizado y el proceso de onboarding empapa de esa cultura hasta al más junior, vamos a conseguir que incluso el becario que lleva dos semanas con nosotros entregue ese coche lavado como si lo hubiera arreglado el mecánico más experto de nuestro equipo.
Entrando ya en el sector del desarrollo de software, hoy traigo una herramienta muy útil para conseguir esto: una estrategia de checklist que deben ser seguidas tanto por el desarrollador como por el revisor al mergear código a ramas principales (desarroll, master, main…).